PRINCIPIOS Y FILOSOFÍA DE LA MAGIA CELTA
Una de las leyes principales que rige a la magia celta es que todo
aquello que aparenta ser imposible es posible, siempre y cuando se le de
el respeto que se merece. Es importante que cualquier persona que
decida llevar a cabo alguna práctica relacionada a la magia celta
desarrolle y cultive la espiritualidad ya que la misma representa una
gran ayuda para lograr entrar en contacto con el mundo espiritual. El
principio fundamental de la magia celta es el equilibrio ente los
espiritual y lo supremo, lo material y lo físico ya que uno depende
enteramente del otro. Los brujos o magos celtas deben aprender a manejar
cuatro poderes que representan ciertas normas muy antiguas de la
iniciación en esta práctica las cuales consisten en “saber”, “querer”,
“atreverse” y “permanecer en silencio”.
En el último caso debemos destacar el hecho de que para todo aquel que practica magia celta el silencio es muy importante ya
que esto evita que aquellas personas que se sienten curiosas y tienden a
hacer juicios sobre este tipo de prácticas. Por otro lado, cuando los
brujos de la magia celta necesitan mantener un cierto equilibrio, suelen
contar con esos cuatro poderes que a su vez, se encuentran relacionados
a los cuatro elementos: el saber se relaciona con el aire; atreverse
con el agua; el querer con el fuego y guardar silencio con la tierra,
aunque es importante destacar que según la magia celta existe un quinto
elemento: el espíritu, ya que el mismos habita en el interior de todos
los seres y los objetos.
La tradición que marca a la magia
celta se basa principalmente en el respeto y el conocimiento de todas
las energías que le corresponden al planeta tierra, la luna, el sol
(quienes representan al padre y a la madre de la magia celta) y por
supuesto la naturaleza. Básicamente la magia celta centrar tanto su
filosofía y sus teorías en la perfecta harmonía que se debe centrar en
nuestro planeta y en todos los seres que habiten en él.
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