Esta historia comienza una fría noche de tormenta cuando un viejo barco pirata arrimaba al puerto de un pequeño pueblo, la gente del lugar ya sabía de su existencia pero nunca lo habían visto tan cerca como aquel día al menos nadie lo recordaba… todos conocían de la fama de su tripulación que habían abordado varios barcos en poco tiempo y la gente rica daba monedas por quien les diera información sobre ellos. Pero nadie hablaba del tema, se sabía que el capitán y su tripulación cada cierto tiempo regresaban a puerto pero nadie sabía de donde venían ni a donde iban… al menos eso aseguraban, cuando los soldados preguntaban a la gente del pueblo. Las cosas se ponían cada vez mas difíciles para los piratas que aunque eran gente de mar también tenían sus familias y hogares en tierra y los soldados lo sabían así que los vigilaban y no era lo que se dice fácil entrar sin ser vistos pero nada les detenía.
El capitán al que todos creían un hombre solitario… era sorprendentemente quizás el más familiar, nadie lo sabía ya que ese era su gran secreto, no entendían porque ese empeño de parar siempre al pasar por el pequeño pueblo… y es que una mujer le aguardaba al desembarcar, la joven era una muchacha pelirroja de rostro redondeado y blanquecino, sus ojos eran como dos centellas azules, ella era la dueña de la taberna del pueblo donde los piratas iban a hablar de sus planes para fastidiar al gobernador de la zona y sus secuaces… del cual tenía fama de ser más tirano que los mismos piratas ya que ellos “ayudaban” a su manera a la gente del pueblo… una tarde mientras estaban en la taberna Julia la tabernera les paso el mensaje a escondidas -“En la plaza del pueblo se iba a ejecutar a un pobre hombre por haber robado un poco de pan con el que alimentar a su familia” ya que se acababa de quedar sin trabajo pues el hacendado al que servía lo había echado, el motivo era lo que más enfurecío al capitán así que después sin pensarlo demasiado decidió asaltar el castillo, donde el pobre hombre estaba encerrado esperando que lo ajusticiaran. Solo tenían un pequeño problema ¡los guardias! Pues la prisión estaba repleta de ellos… como es lógico el capitán no fue sólo pues toda su tripulación le siguió lealmente sin pensar en el peligro que corrían al hacerlo.
Julia aguardaba en la taberna aterrada pues presentía que algo terrible estaba por suceder y esperaba con todas sus fuerzas que el capitán regresara sano y salvo… pero eso no sucedió después de unos meses… dio a luz una pequeña niña, que todos pensaron que era hija de “algún soldado” que se había aprovechado de la joven tabernera pero ella guardó su secreto para sí… y un día mientras pensaba en el capitán encontró en un viejo cofre donde decía que “su hija” era la única heredera de todos lo que le había pertenecido al capitán, el sabía que no sería fácil para la niña pero aún así quería darle lo poco que podía ofrecerle ¡su barco! El tesoro más preciado de un hombre de mar y por tanto su tripulación. Y pasaron los años y la pequeña Carmen se convirtió en una bella muchacha, lo malo de esto es que los piratas no les encajaba demasiado bien, cambiar a su capitán por una joven muchacha que aunque se vistiera de hombre se veía frágil y demasiado delgada para ser hombre eso sí… nadie podía negarle su valor y con el tiempo se ganó el respeto de todos en el viejo barco de su padre.
Autora
Belén Rubio Bartolomé
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