Existe un lugar, al norte del tiempo y al este de la realidad,
donde habitaba una Hada Traviesa.
Era un lugar con encanto, con bosques y lagos, con rocas
y raices centenarias, con sus casas colgantes, colinas y cuevas,
y algun silencioso y abandonado castillo.
En un tiempo, era ruisueña..... tanto que su sonrisa
inundaba el bosque y lo llenaba de resplandor.
Pero un dia, atravesó el bosque un malduende,
un duende perverso, que, con su apariencia de Duende Negro
escocés, se fijó en que la Hada conservaba la inocencia
en su corazón y que la mentira y la falsedad, nunca había
llegado a sus ojos, porque veía a través de su corazón.
El Duende Negro, que era mas bien un duendecillo verde,
usó sus caprichos y sus trucos mas reconocidos para embaucarla,
y cuando lo consiguió mostró su verdadera cara, se volvió dañino
como tal era,..... un depredador.
Desde entonces, la Hada se volvió esquiva, dejó de ser
colaboradora de los hombres, olvidó su presencia benéfica
que poseía desde el principio de los tiempos, llegó a entristecerse
tanto, tanto, ..... que comenzó a experimentar una nostálgica
añoranza de ese tiempo y de todas las esperanzas y sueños perdidos,
los que pudieron ser reales y quizá alguna vez puedan serlo.
No hay promesa de retornar al mundo mágico que vivía,
solo remembranzas y deseos. El Hada solo tiene nostalgia,
a veces dulce en el recuerdo, otras ... triste en el ansia,
no es posible lograr que se olvide, lo hará cuando lo desee,
su nostalgia se refiere a tiempos felices, su alma navega
en el océano del pasado y surfea la marea del futuro
siempre en busca de un tiempo mejor.
Los duendecillos y demás hadas del bosque, la llamaron
desde entonces, Hada de Ojos Tristes.
Solo esperan que no olvide mantener abierto a la luz
su corazón, que se alumbre a sí misma, y que pronto
encuentre la mas brillante luz de todas las que pueda hallar.
Desde entonces, la Hada de Ojos Tristes se encuentra
como una Luna amarilla, recluida en un tarro de cristal